16/9/17

Elefantes de grafito – Warren Ulloa




“Es fácil abusar del estilo realista: por prisa, por falta de conciencia, por incapacidad para franquear el abismo que se abre entre lo que a un escritor le gustaría poder decir y lo que en verdad sabe decir. Es fácil falsificarlo; la brutalidad no es fuerza, la ligereza no es ingenio, y esa manera de escribir nerviosa, al-borde-de-la-silla, puede resultar tan aburrida como la manera vulgar; los enredos con las rubias promiscuas pueden ser muy fatigosos cuando los describe un joven gotoso que no tiene en la cabeza otro objetivo que describir un enredo con rubias promiscuas.”
Raymond Chandler



Esta segunda novela de Warren Ulloa impresa en el 2015 por Uruk, y escrita como un thriller policiaco y político, calza muy bien con el estilo lineal y plano de Ulloa, por lo que resulta eficaz y entretenida al narrar homicidios, balaceras, terrorismo, complots, confabulaciones, sexo, idilios, en fin, una obra que por su tratamiento esquemático y superficial se sazona más bien por el tratamiento morboso y efectista de la literatura folletinesca y “pulp”, tanto que por momentos me sentí que estaba leyendo una novelita de James Hadley Chase.

La trama, muy frágil, (que no molestará al lector permisivo que busca entretenerse): Artur Sullivan, agregado cultural de la Embajada de los Estados Unidos es encontrado muerto en un motel, hay una sospechosa, quien es retratada por Mauro Pacheco dibujante suplente del OIJ, una especie de “hijo de papá” que se obsesiona por el retrato hablado que hace de esa mujer. Javier Brenes, el agente encargado de la investigación del homicidio recluta al dibujante que se convertirá en una especie de “gigoló por accidente” (nunca entendimos bien por qué). En la novela se abren varias subtramas, las dos principales son la del dibujante quien en su irracional manía por la mujer de su retrato, contacta a una periodista del diario “El Reflector”: Jackeline Aguilar, que también investiga el caso y acuerdan intercambiar información del caso lo que dará pie a una relación sentimental entre ambos; la segunda es la relación entre Javier Brenes y Camila, una joven colombiana que está envuelta en medio de una disputa sentimental entre dos tipos más.

El misterio se resuelve muy pronto, por lo que una vez que conocemos quién es la asesina y sus motivos, la novela pierde nuestro interés y al autor le toma más de cien páginas cerrar las subtramas que dejó abiertas.

Warren Ulloa

En algún momento el autor manifestó que esta obra es como el Informe Estado de la Nación novelado, tal pretensión nos parece excesiva, no creo que esta novela sea una radiografía de la realidad costarricense en toda su complejidad, hay muchas cosas ausentes, muchos aspectos del enfoque de desarrollo sostenible que no se vislumbran, muchas realidades y cotidianidades que no se advierten, la novela es apenas un esbozo ficcional de los titulares sangrientos de la prensa amarillista,  reitero eso sí: eficaz y entretenido, donde el autor se repite en sus tópicos y tipos, por lo que más parece una versión extendida y recargada de su primera novela “Bajo la lluvia Dios no existe”.

Germán Hernández


6 comentarios:

  1. Malísima. Leí Bajo la lluvia y me pareció apenas entretenida. Esta otra intenta ser más intensa pero resulta demasiado forzada. Ulloa, a pesar de los años, no evoluciona favorablemente, está estancado en su escasez de estilo y ni siquiera ha superado su incapacidad de manejo del lenguaje.

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  2. Muy buena reseña. Creo que su labor es excelente. ¡Felicidades!

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    1. Qué generoso eres. Yo apenas soy un lector que le gusta compartir sus opiniones. Gracias por pasar.

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