9/9/16

Vernor Muñoz - El orgasmo del rinoceronte amarillo

Alberto DureroRinoceronte (1515, dibujo a tinta sobre papel), Museo Británico, Londres

Un mínimo bestiario, dos delicados divertimentos, son los dos textos que Vernor Muñoz comparte en el Signo Roto.


El orgasmo del rinoceronte amarillo

Se sabe desde épocas remotas, que los rinocerontes amarillos llegan al orgasmo solo después de prolongadísimas y dificultosas travesías por las más duras elucubraciones instintivo-genitales.

Estas constituyen, por lo demás, el sustento vital más importante en la existencia de la especie.  Solamente por medio de constantes orgasmos puede el rinoceronte amarillo alcanzar un nivel aceptable de vida en su reducida comunidad.

Las elucubraciones instintivo-genitales son, a diferencia de lo que suele imaginarse, procesos vitales subordinados a impulsos de la rudimentaria masa encefálica de estos artiodáctilos superiores.

La dificultad resulta de la cadena metabólica invertida que sintetiza de manera equívoca el ADN eocénico, único en estos vertebrados.  De esta manera podemos observar un claro error de la Naturaleza pues, alevosamente, proveyó de un sistema reproductor compungido y tardío a esta especie tan sufrida.

La observación también demuestra que las patas traseras juegan un papel importantísimo en la consumación del orgasmo, a saber: en el roce térmico que lo posibilita, la pata derecha debe efectuar genuflexiones arrítmicas con el objetivo de presionar el abdomen que, a su vez, estira los tendones de la región ásmica logrando de tal forma estimular las zonas erógenas más importantes.  La pata izquierda, por su parte, sirve de sostén muscular en el proceso al tiempo que el surco esofágico es desviado de la curvatura menor hasta la incisura angular del bazo.

Por último, una vez consumada la etapa primaria, que los estudiosos han convenido en denominar diacodexis palaeodonta pregenitaleae, el rinoceronte amarillo se encuentra ya dispuesto y posibilitado para la cópula.  Para ello, la hembra debe extender con el hocico el poderoso músculo pterigoideo que cubre la vulva mientras estimula las articulaciones rotativas naviculares que obstruyen la cavidad vaginal.

Por lo general la cópula no puede durar más de ocho segundos ya que los segmentos óseos del coxis son muy frágiles y susceptibles de ser destrozados con facilidad.

Al final, tanto hembra como macho entran en un periodo de hibernación que se extiende invariablemente de nueve a veintiséis días.

Es importante reconocer las características sui generis que poseen estos animales en relación con el tema, tan controvertido y velado, de la fisiología, para comprender que la Creación muchas veces es elitista, parcializada e inescrupulosa con algunos sectores marginales de la fauna.


La diferencia

Dedujo de inmediato que se trataba de uno perteneciente a la familia de los parpectus orlotieneos.

Era inconfundible esa habilidad de la naturaleza al trazar líneas entrecruzadas, de tal forma que la parte izquierda quedaba mirando siempre hacia arriba (poniéndola en dirección de la roca grande que está a la orilla del árbol).  Sus pequeñas cavernuzcas aparecían como de sorpresa, similares a un moblaje de ébanos.

Penetrando ahora, en la parte funcional, pudo comprobar que era puramente ictiófago.  Su mirada viperina se consumía en el oxígeno, al parecer, queriendo detener las corrientes del aire salado.

Libaba sus músculos bucales y su grávido medio se retorcía pidiendo una libertad tan obstinadamente superficial, que no tuvo más remedio que frotarle la parte posterior con la yema del índice, muy similar a un transistor.

¡Claro!  No valía la pena llevarlo a casa con los otros parpectus orlotieneos, pues éstos eran además del nordeste del país.  Los del nordeste tienen un tubérculo rosado en medio de la cavernuzca occipital.  Este otro no tenía tubérculo rosado.  Ni siquiera uno pequeñito.  En verdad, no tenía tubérculo.

Dedujo de inmediato que se trataba de uno perteneciente a la familia de los parpectus orlotieneos sin tubérculo.

Lo tomó, entonces, por la región cascótica y lo lanzó fuertemente hacia atrás.


Vernor Muñoz Villalobos. Escritor y activista costarricense de los derechos humanos.

Hizo estudios de grado en Literatura y Derecho, de especialización en Derechos Humanos y posgrados de Filosofía y Educación.

Su experiencia profesional incluye el trabajo como profesor universitario y defensor de los derechos de la población penitenciaria y de otros grupos vulnerables.

Su labor creativa se ha extendido a la producción y composición musical, a la educación no formal y a los procesos de investigación participativa.

Publicó Flor con llave (1989, poesía) y es coautor de Para no cansarlos con el cuento (1989, narrativa), De la ciudad y el chinamo (1996, ensayo), Ciudad Mundi (2000, ensayo), Infinita razón de los sueños (2005, narrativa), Como ríe la Luna (2015, novela) entre otras.

En el 2005 fue galardonado con el Premio Nacional Aquileo J. Echeverría en Cuento, por su obra Infinita razón de los sueños, (Editorial Costa Rica, 2005).



            

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